The Constitution of the common/La Constitucion de lo Comun.

AutorLugo, Carlos Rivera
  1. Introduccion

    Senala el filosofo de origen hungaro Peter Pal Pelbart que lo comun es el fondo vital. (1) Es la vida la que hoy se nos revela en sus formas autenticas de produccion y reproduccion social, humana. Lo comun se va constituyendo como nuevo centro de gravedad del Derecho, sobre todo ante la privatizacion significativa de la esfera de lo publico. Mas alla de ese maridaje publico-privado, las experiencias de lo comun surgen en la actualidad como aquellas fuentes materiales mas ricas, pertinentes y esperanzadoras como lo son, precisamente, las experiencias de lo comun. Nos referimos a nuestras luchas cotidianas, pero tambien a nuestras construcciones; aquello que apalabramos, a partir de la multitud de saberes recien emancipados. Son nuestras riquezas sociales y naturales. Se trata de la autodeterminacion y la soberania como la gobernanza de todos, por todos y para todos. Lo comun es nuestro modo de estar juntos y cooperar los unos con los otros en torno a fines consensuados que contribuyen al buen vivir. Lo comun se encarna en todos y todas. Lo comun es de todos y todas.

    Lo comun hoy redescubre la potencialidad que encierra su pasado para devenir en el presente hacia formas superiores de desarrollo. En particular, una de sus mas importantes construcciones es hoy, como bien advierte el filosofo politico boliviano Luis Tapia, la articulacion de nuevas relaciones sociales y politicas. Se trata de la configuracion del nucleo politico y normativo comun (2) que debera servir de eje de las actuales transformaciones vertiginosas que se experimentan a traves de la America nuestra en este nuevo siglo.

  2. Los sentidos de la crisis

    Decia Nietzsche que la historia no tiene sentidos a priori. Hay que introducirselo. La realidad no es aprehensible, solo nos es dable en efecto ese sentido o perspectiva que tenemos de ella. Asi hemos comprendido la historia: a partir de unas narrativas o metanarrativas a partir de los cuales pretendemos, con la mayor aspiracion de validez intelectual, explicar nuestro devenir humano y dominar esa dialectica permanente y demasiado de veces tiranica entre libertad y necesidad. Precisamente, en la ultima parte del pasado siglo XX se quiso deconstruir y dejar al desnudo el absolutismo trascendental e infrahumano de algunas de esas metanarrativas. De ahi que hubo quienes decretaron el fin de estas como el caracter decisivo de esa ruptura epocal que Jean-Francois Lyotard bautizo de posmoderna. (3) Sin embargo, pronto se advirtio la enorme contradiccion que anidaba en esa llamada condicion posmoderna. Oculta detras de la descanonizacion del saber, el mercado se alistaba para reinscribir la vida toda en la unidimensionalidad totalitaria del capital, como necesidad sino como libertad, la del sujeto alegadamente autonomo atravesado de su nueva forma de control: el biopoder.

    Un ejemplo de los sentidos contradictorios de esta nueva era es el significado dado a los acontecimientos historicos del 1989. Como bien se ha podido observar recientemente con la conmemoracion de su vigesimo aniversario, el discurso de lo "politicamente correcto" todavia tan en boga en Europa y Estados Unidos sigue definiendo el impacto paradigmatico del '89 en torno a la demolicion del funesto Muro de Berlin y el "colapso del comunismo". La historia de la humanidad llegaba por fin a una razon universal representada por el liberalismo politico y economico. En ese sentido, es bueno recordar el juicio emitido por el historiador britanico Eric Hobsbawm: "El principal efecto de 1989 es que el capitalismo y la riqueza han dejado, por el momento, de tener miedo".

    Pero, no debemos olvidarnos que el capital es una relacion social, es decir, una relacion dinamica de lucha entre la clase capitalista y sus intereses excluyentes y las clases subalternas que resisten las logicas de explotacion. En ese sentido, el 1989 dio testimonio de ese entrecruzamiento de sentidos cuando el Caracazo, ese acontecimiento historico que marco la inauguracion de la resistencia popular frente a ese capital. La multitud o el pueblo ausente del discurso politicamente razonable tambien perdian el miedo. Nuestro 1989 dio inicio asi a la verdadera ruptura epocal, aquella caracterizada por multiples rebeliones civiles contra un orden civilizatorio capitalista y sus representantes politicos, seriamente deslegitimados ante los estragos sociales causados por su agenda global de dominacion.

    Ya en diciembre de 1994, la insurreccion zapatista en Chiapas constituyo un segundo aldabonazo para que tomaramos conciencia del verdadero sentido radical de la nueva era, como potenciacion de un nuevo ciclo civilizatorio centrado en lo comun. Igualmente, lanzo el reto correspondiente de reinventarnos a partir de las nuevas circunstancias y los nuevos sujetos que, como los pueblos indigenas, afloraban por doquier desde las entranas de la sociedad, apuntalados en sus propios saberes y voluntades autodeterminadas. Y desde estas nuevas experiencias de lo comun parecian construirse a partir de una multiplicidad de formas de lucha mayormente autogestionadas desde la comunidad como su matriz estrategico. El horizonte de la nueva era quedo asi definido por Alvaro Garcia Linera: "El transformar las relaciones de orden vital, lo tiene que hacer todo revolucionario. Pero sin dejar de lado el transformar las relaciones de poder del estado. Hay que pelear por el poder del estado, no para tomarlo, sino para transformar desde...

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