Las relaciones comerciales entre Venezuela y Alemania en el período de entre guerras

AutorCatalina Banko
CargoDoctora, Profesora de la Escuela de Economía, de la Maestría en Historia de América Contemporánea y del Doctorado en Economía de la Universidad Central de Venezuela
Páginas91-108

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1 Introducción

Tras el triunfo de la causa republicana en 1821 y la consiguiente desaparición de las restricciones para el intercambio, se abren en Venezuela nuevos horizontes para el comercio exterior que se va estructurando en torno a un nutrido grupo de compañías integradas por alemanes, ingleses, franceses, estadounidenses, italianos, holandeses y daneses. En este contexto, La Guaira y Caracas pasan a ser los principales focos de atracción para los negociantes procedentes del exterior. Una tendencia similar se manifiesta en Puerto Cabello, Maracaibo, Carúpano, Cumaná y Coro, aunque el número de inmigrantes es más reducido.

En breve tiempo comienza a observarse el creciente predominio de las firmas de origen alemán que logran consolidar sus posiciones y controlar el tráfico no solamente con Hamburgo y Bremen sino también con puertos de Inglaterra. La situación se torna particularmente favorable para el comercio a partir de la década de los sesenta gracias al incremento de la demanda mundial que motiva el ensanche de los cultivos de café en la región andina, fruto que es transportado hacia Maracaibo y luego despachado en dirección a los mercados exteriores. Este tráfico es inmediatamente dominado por los alemanes que se distinguen por su habilidad para cubrir esa vasta red de comercialización que se extiende hasta la región andina y el departamento Santander de Colombia.

Las compañías alemanas, si bien continúan conservando un papel importante en las primeras décadas del siglo XX, se ven hondamente afectadas por las contingencias de la política y la economía internacional, de manera especial como consecuencia de las vicisitudes de la Primera Guerra Mundial. Después de un proceso de recuperación en la década de los veinte, sobrevienen las secuelas de la crisis mundial de 1929. En tales circunstancias, las exportaciones venezolanas hacia Hamburgo sufren un severo impacto tanto a causa de tales desajustes como también por la orientación de la política económica de Alemania y sus planes de reactivación económica y rearme. El agotamiento de la economía agroexportadora en Venezuela y la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial se acoplan para asestar un duro golpe a las tradicionales casas comerciales.

El objetivo del presente trabajo consiste en analizar las relaciones comerciales entre Venezuela y Alemania en el período que se inicia en la primera posguerra, atraviesa las vicisitudes de la crisis mundial de 1929 y los años de la depresión hasta llegar al estallido de la Segunda Guerra Mundial y la interrupción del intercambio entre ambas naciones.

Fuentes diversas sustentan la presente investigación. Por un lado, se ha consultado abundante material en los archivos alemanes y, por otro, se exploró la documentación localizada en Venezuela, de manera particular, en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y en publicaciones del Ministerio de Fomento.

2 De la primera posguerra a la crisis mundial

El siglo XX se inicia en Venezuela en medio de graves problemas económicos ocasionados por el gran endeudamiento interno y externo y la persistente crisis de las exportaciones agrícolas. Durante la presidencia de Cipriano Castro (1899-1908) surgen

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múltiples conflictos, entre los que destaca el bloqueo naval de los puertos venezolanos por Alemania, Inglaterra e Italia como medida de presión para exigir el pago de deudas pendientes. El clima de inestabilidad se va profundizando en la medida en que se multiplican las pugnas con empresas y naciones extranjeras.

En diciembre de 1908, Cipriano Castro es víctima de un golpe de Estado promovido por el vicepresidente Juan Vicente Gómez, quien comienza así un largo período dictatorial que se prolonga hasta su muerte en 1935. Desde el principio de su gestión, pone en práctica una política de apertura a las inversiones foráneas que permite consolidar el crédito venezolano en los centros financieros del extranjero gracias a la atención regular de la deuda pública. Por entonces, los negocios se desenvuelven en un ambiente más favorable en el marco del orden y de la estabilidad reinante.

La recuperación del comercio exterior venezolano, que se está manifestando desde 1910, se ve bruscamente interrumpida por el estallido de la Primera Guerra Mundial que afecta de manera directa a las antiguas casas de origen alemán, tanto por el cierre de algunos mercados europeos como por la aplicación de las “listas negras” auspiciadas por los Estados Unidos e Inglaterra, como parte de la estrategia de boicot a los intereses germanos en el continente americano (Véase Cuadro 1). Por otra parte, desde el comienzo de la década se estaban produciendo importantes modificaciones de la estructura bancaria con la instalación de varias agencias extranjeras, principalmente estadounidenses, y la consiguiente ampliación de las fuentes de financiamiento que, hasta el estallido de la guerra, habían estado dominadas por las firmas comerciales.

Después de un extraordinario aumento de la demanda en 1919, los signos de la crisis económica mundial comienzan a emerger a mediados del año 1920, como resultado de las perturbaciones derivadas del proceso de transición hacia la paz europea. Al concluir la contienda se había registrado un incremento inusitado del comercio internacional, fenómeno que respondió a la necesidad de cubrir parte de la demanda insatisfecha durante el período bélico, lo que condujo a una gran expansión de las importaciones. Los mercados, que aún no se habían recuperado de los efectos de la guerra, se saturaron rápidamente, por lo que empezó a disminuir la demanda y los negocios sufrieron una repentina paralización que ocasionó la caída de los precios de las materias primas.

En Venezuela, las exportaciones registran un extraordinario aumento en 1919 y luego una profunda caída entre 1920 y 1921. A mediados de la década, la economía cafetalera ya se estaba restableciendo, al tiempo que las casas alemanas más afectadas por las “listas negras” estaban retomando en buena parte su tradicional predominio (ESPINOLA, 1991, p. 121-122), tal como puede observarse en Cuadro 01:

Si observamos el panorama europeo, los años de la primera posguerra son dramáticos para Alemania con la pérdida de casi el 10% de su población, la destrucción de la flota y del aparato industrial y la elevación de la deuda a niveles alarmantes. Como agravante, se impone a aquella nación el pago de cuantiosas reparaciones a Francia como indemnización por los daños causados durante la guerra, lo que profundiza los desajustes económicos que se traducen en un fenómeno inflacionario sin precedentes (BLEICH, 1977).

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[NO INCLUYE TABLA]

En el transcurso de esa década, la gravedad de la situación económica alemana estimula la difusión de ideas favorables a la conformación de un Estado intervencionista, considerado el mecanismo idóneo para enfrentar los desequilibrios internos y fortalecer la independencia económica nacional. Los ideólogos de la corriente radical nacionalista cuestionan los principios del liberalismo clásico y las tendencias proclives al internacionalismo económico, al que se adjudica la responsabilidad de las crisis cíclicas del capitalismo. Por el contrario, se afirma que el nacionalismo representa la mejor opción para alcanzar la autarquía económica, al reducir la dependencia del extranjero mediante la aplicación planificada de medidas aduaneras de protección y contingentamiento, cuyo objetivo central sería el restablecimiento del equilibrio económico a través del desarrollo de las actividades productivas (DENGG, 1986, p. 78-81)1

La economía estadounidense, por su parte, registra una notable expansión entre 1925 y 1929, lo que permite aumentar de manera considerable sus inversiones en los países latinoamericanos. Sin embargo, en el transcurso de estos años, aparentemente prósperos, se van gestando los desequilibrios que culminarán con el estallido de la crisis en octubre de 1929.

En ese contexto, la economía venezolana ya había sufrido cambios sustanciales como consecuencia de la inversión extranjera en la explotación de hidrocarburos. Desde 1926 el petróleo se constituye en el principal rubro de exportación, desplazando al café y cacao al segundo y tercer lugar, respectivamente. Esa explotación se convierte así en el factor dominante de la economía venezolana, en tanto que de ella proviene la mayor parte de los ingresos fiscales. La industria de hidrocarburos genera un significativo aumento de la demanda interna, tanto de mercancías como de servicios, pasando a ser el agente que dinamiza, aunque en magnitudes relativas, a la economía global.

Entretanto la agricultura sigue atravesando crecientes dificultades ante los reiterados declives del comercio internacional. Los efectos del crack de la Bolsa de Valores de Nueva york en 1929, a los que se suma la sobreproducción mundial de café, son demoledores para las exportaciones venezolanas. En ese año el precio del café es de Bs. 201,80 (100 Kg), baja a 114,30 en 1930 y a Bs. 57,50 en 1935. La disminución de los

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precios del cacao se refleja en los valores que presentamos a continuación: Bs. 114,40 (100 Kg) en 1929, Bs. 93 en 1930 y una vertiginosa caída en los años posteriores hasta disminuir a Bs. 45,50 en 1935. Ante el angustiante panorama de las exportaciones se constituye en 1930 la Asociación de...

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