Prólogo

AutorAntonio Fábio Medrado de Araújo
Ocupação do AutorAssessor de Desembargador (2a Câmara Criminal), Tribunal de Justiça da Bahia, Brasil
Páginas13-18

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Prologar una obra tiene, para quien prologa, un valor cuasi bautismal. Implica ejercer una función de legitimación del discurso e ideas del otro no solo en el plano práctico sino, fundamentalmente, en el plano ontológico. Supone reconocer en el prologuista un cierto ascendente académico que distingue y honra, y que cuadra agradecer vivamente.

Mi ex alumno y actual amigo, Antonio Fábio Medrado de Araújo, ha depositado en mí la confianza que supone entregar con las manos abiertas, la mente amplia y el corazón pleno, la propia obra intelectual en la creencia generosa que mi comentario puede aún dotarla de mayor

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cualidad que la que ya detenta por mérito propio. Entiéndase bien, no hay mayor satisfacción ni mejor ofrenda para un profesor que el reconocimiento de sus alumnos. Y esta distinción me coloca en un lugar que creo no merecer y espero no defraudar.

Poco original puedo decir acerca de la formación académica del Prof. Araújo, que destaca por su versatilidad, rigor intelectual y multidiscipinariedad. Como alumno del Doctorado de la Universidad de Buenos Aires, en mi materia "Bioética y Derecho Penal" fue un asistente inquieto y comprometido, actitud que reafirma en este escrito.

Este trabajo que aquí presentamos se inscribe en esta línea de pensamiento crítico, a través de un enfoque de las distintas disciplinas humanistas que permiten superar el paradigma punitivo que se deriva de una aplicación simplista y acrítica del Derecho Penal.

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Antonio Araújo nos invita a analizar y desmenuzar el concepto de Bien Jurídico desde una visión innovadora y cuestionadora de las estructuras penales que regularon históricamente tal entidad.

En su propia esencia, el Bien Jurídico es mutable y está supeditado a los cambios sociales e ideológicos que se van produciendo en el devenir histórico de una sociedad determinada. En este sentido, podríamos aventurarnos a destacar que no existe "Bien Jurídico" a secas sino "Bienes Jurídicos" circunstanciados (el "yo y mi circunstancia orteguiana"). Cada sociedad en un particular aquí y ahora individualiza valores que entiende son primordiales para asegurar la convivencia armónica. El desafío estriba en identificar si existe un sustrato común a todas las sociedades que garantice la "pax social". Pero también resulta necesario reconocer los límites propios del Derecho Penal, cuestionar su misma función de garante. En otras palabras, ¿todo bien jurídico demanda la tutela del Derecho Penal?

Pa...

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