Un enfoque distinto de la integración regional: la cohesión social en la Unión Europea y América Latina

AutorJamile Bergamaschine Mata Diz
Páginas108-124

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1 Introducción

La situación de empobrecimiento y miseria vivida por los países que conforman los procesos de integración subregionales en América Latina (AL) es un hecho innegable. 1 Casi la totalidad de los países latinoamericanos enfrentan problemas relacionados con la injusta distribución de riquezas; aunque la situación socio-económica ha mejorado sustancialmente, todavía configura un cuadro regional que plantea desafíos vinculados a temas tan importantes como la viabilidad misma de los países, por no hablar de los problemas vinculados con la discriminación de género, la esclavitud, la trata de personas, etc. que señalan la ausencia de una dimensión social en los Estados y, por ende, en los propios procesos de integración y cooperación en curso.

La definición de cohesión social así como sus características derivan de las propuestas originadas a partir del proceso de integración europeo, donde se busca corregir las disparidades regionales, creando un ambiente favorable para el desarrollo de todos los Estados miembros de esta organización supranacional, conforme analizaremos en los apartados siguientes. Es redundante decir que los procesos latinoamericanos encuentran dificultades para determinar una política de cohesión, una vez que ellos carecen de las condiciones financieras, políticas y sociales básicas para la implantación de dicha política.

El concepto de cohesión social conlleva un contenido de progreso, de búsqueda de una sociedad más justa y equitativa, con la plena promoción de las sociedades civiles. En dicho contexto, la integración entre países no debe ser considerada como una variable exógena al desarrollo, sino más bien un instrumento y una palanca para el propio desarrollo nacional; es el eje articulador de las agendas internas y externas de los países para generar sinergias y fortalezas tanto nacionales como subregionales y así poder enfrentar los retos del actual proceso de globalización. Asimismo, busca profundizar la integración comercial sentando las bases de un modelo renovado de mercado común, para lo cual es necesario recuperar la noción de desarrollo en una perspectiva de competitividad pero también de inclusión social. Finalmente, se propone vigorizar la cooperación política para fortalecer la cohesión social de las sociedades y lograr una mayor gravitación externa.

Asimismo, se puede observar que la dimensión social de los procesos de integración subregionales latinoamericanos no han merecido un cuidadoso análisis por parte de los Gobiernos, de los estudiosos y de los políticos por el sencillo hecho de que estos procesos se encuentran en etapas de mero intercambio comercial, aunque no se puede ignorar que desde el Tratado de Roma, la cohesión social ya representaba (aun con menor amplitud) un punto clave para el avance del proyecto integracionista europeo.

El debate entre el desarrollo y la integración partirá, en el supuesto de las regiones integradas, de las necesidades de disminuir las asimetrías entre los componentes estatales que conforman los procesos además de suplir las carencias existentes en el seno de cada uno de estos componentes. Resulta imprescindible, por lo tanto, compatibilizar el enfoque de crecimiento hacia afuera, con el del crecimiento hacia adentro. Para ello debe lograrse una inserción internacional de los países latinoamericanos con base en la equidad y en el desarrollo con inclusión social. Para ello, los diseñadores de los procesos de integración en curso en la AL deberían sumar esfuerzos en el sentido de crear las condiciones necesarias para la promoción del desarrollo y de la equidad entre los países asegurando, a su vez, inversiones estratégicas en capital humano, social y natural de los países, Page 109 que potencien a las personas, instituciones y territorios en la búsqueda de equidad y cohesión social para hacer viables las políticas económicas, mejoren la competitividad de las regiones, aseguren la redistribución de los resultados del crecimiento económico y generen mejores condiciones para la gobernabilidad democrática2.

En el presente estudio pretendemos analizar, concisamente, la cohesión social aplicada en los procesos de integración de la Unión Europea (UE), del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), así como examinar la cohesión a partir de su inserción en la agenda de negociaciones de las Cumbres Euro latinoamericanas. Asimismo, queremos poner de relieve que nuestra intención es demostrar cómo la integración entre países puede favorecer a la generación de un área de desarrollo social entre los ciudadanos, destinatarios finales de cualquier proceso integrador.

2 La cohesión social en los procesos de integración: breve aproximación

En un proceso de integración el concepto de equidad y cohesión deja de ser un concepto nacional para transformarse en un concepto de la región. Como bien señala Lázaro de Araujo al determinar el concepto de cohesión en la Unión Europea, la cohesión puede ser definida como:

la fuerza que se manifiesta en la decisión política de mantener unidos los países y regiones que integran la Unión Europea, compartiendo objetivos y poniendo en prácticas unas políticas comunes tendientes a aproximar los valores de determinados indicadores económicos, sociales y territoriales representativos de la pertenencia a una entidad supranacional que aspira a que sus ciudadanos disfruten de similar nivel de vida, de bienestar y de oportunidades, cualquiera que sea el lugar en que resida. (Lázaro de Araujo, 2004, p. 191).

Partiéndose de esta definición, que a pesar de aplicarse a un proceso de integración específico puede ser extendida a otros tipos de integración, debemos señalar la importancia de conformar un plan de acción para los procesos de integración latinoamericanos que tengan como base, justamente, estos valores mutuos a compartir igualitariamente entre los miembros, aunque habrá que considerar las desigualdades regionales.

Podemos decir también que la cohesión es concebida como el fin último de un proceso de integración social, y en un marco de regionalización está orientada a reducir las disparidades entre los niveles de desarrollo de las distintas regiones y el atraso de las áreas menos favorecidas, con la idea de que las grandes desigualdades son intolerables en una comunidad que se precie de tal. La existencia de desequilibrios indicaría que está subutilizándose el potencial humano y no se están aprovechando oportunidades económicas que podrían beneficiar al bloque en su conjunto.

Asimismo, la cohesión contiene una dimensión geográfica que es relevante en tanto impulsa la reducción de disparidades y la convergencia de las rentas básicas por medio de un aumento del crecimiento del PBI, de la competitividad y del empleo, con la idea subyacente de que la libre movilidad de factores va a traer aparejado un aumento de oportunidades para todos.

La cohesión social implica de este modo una dimensión de solidaridad que contempla sistemas universales de protección social, de regulación para corregir las fallas del mercado y de sistemas de diálogo social. Estas políticas contribuyen a reforzar la productividad de la sociedad y a mejorar el bienestar económico y social, tornándose un complemento necesario y superador de las políticas sociales sectoriales y focalizadas, y brindándoles un objetivo integrador (González Cravino, 2004).

El fomento de la cohesión social exige la reducción de las disparidades que surgen como consecuencia del desigual acceso a las oportunidades de empleo y la distribución del ingreso. Las consecuencias de esta desigualdad son: marginación de algunos segmentos de la sociedad, desocupados de larga duración, jóvenes y pobres.

Para aumentar la cohesión hay que introducir cambios económicos, pero ellos no son un fin en sí mismo, sino un medio para el desarrollo sostenible tomando en cuenta que la cohesión y la diversidad no son objetivos contrapuestos sino que pueden reforzarse mutuamente. La política para la cohesión tiene como principio el no confiar exclusivamente en las fuerzas del mercado para el logro de los niveles necesarios de crecimiento económico dentro de la región, y complementarlas con el concepto de equidad para las regiones y los individuos que las pueblan. Por otro lado, hay Page 110 que destacar que no todas las políticas sociales conducen a la cohesión, imprescindible para el equilibrio y la equidad de un proceso de integración subregional.

Las diferencias entre los Estados Miembros, las regiones y los grupos sociales tienden a aumentar o a disminuir con el paso del tiempo. En su reducción se plantea la convergencia de políticas por medio de la fijación de objetivos comunes entre los Estados Miembros orientada a mejorar, en términos relativos, la situación de las zonas más débiles, en relación con otras regiones y con los grupos más privilegiados.

Las políticas de cohesión contribuyen a consolidar el modelo comunitario en distintos niveles3:

i) Económico: reducen disparidades entre países y regiones, permitiendo que la mayor parte de la población contribuya al crecimiento económico.

ii) Social: mejoran el acceso al empleo, por medio del fomento a la reconversión y desarrollo y la creación de puestos duraderos.

iii) Político: refuerzan la idea de solidaridad comunitaria, creando un marco de oportunidades, tanto adicional como complementario del nacional.

Por lo tanto, la interdependencia entre la cohesión social y la...

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